martes, 10 de diciembre de 2013

EL ÚLTIMO RELÁMPAGO DE LA TORMENTA



Intentaba escapar corriendo hacia ella,
al repetirse mil veces que la había olvidado.
Callaba si la tenía delante,
confesándolo todo en cada nueva
"Escucha esta canción".

Llevaba su nombre, la contradicción
y el perdón puede que fuera dejar de herir.
Apuntando cuando el olvido ayudaba a contar estaciones
y a coser sin anestesia cada herida nueva.

Nueva, porque quemaba distinto. "Será la edad".
Antigua, como la certeza. "Será que me hago mayor".

Callaba en un intento vano 
de disfrazar el martilleo,
confesándolo todo en cada nueva
"Lee este libro".
Intentaba dejarla ir, convencido.
Feliz. Hasta que ella volvía.
¿O era él?

Y todas las máscaras del mundo
sembraban las calles 
de luminosas cuevas de Waitomo.
Y todas las voces del mundo
estallaban en el último relámpago de la tormenta.

Era feliz.
Se repetía, todos los días, frente al espejo.
Era feliz.
Les repetía, todos los días, 
a los que no preguntaban.


Feliz. 
Hasta que ella volvía.
¿O era él?




martes, 3 de diciembre de 2013

DE NÚMERO, DE CIUDAD Y DE ESTACIÓN

Me equivoco, ya lo sabes.

De número, 
de ciudad y de estación.
De año. Me equivoco.

De color de ojos.
De remiendos con olor a nuevo.
Me equivoco porque agrietan los labios.

¡No sabes cuánto! 
Cada día cinco veces.
De nombre y de suelo.
¿Y quién lo entiende?

Cinco veces cada estación, 
cada ciudad, cada gesto.
De pedir y de esperar, 
me equivoco.

De cerrar los ojos 
y no comerme una manzana.
De los signos de puntuación
(la pregunta no era cuando).


De respuesta. 
De promesas y sus intentos:
como esa risa. 
De eso me equivoco.

Como cristal y aguamarina.
Como el otoño. Al que amas. Al que odias.

Necesitar una parada
de autobús que no existe,
Encontrarla.

De cita. De hora. Y de infierno.
De rueda de bicicleta.
De mirada, me equivoco.

De ojos y acuerdos, de futuro.
De vida y de muerte. 
De recuerdos.

De mano para escribir poemas.
De tierra para plantar el hojaldre.
De marca de gafas de sol.


Sólo eso.
Confundir otoño con aguamarina.
De número, 
de ciudad y de estación.
De año. Me equivoco.






lunes, 8 de noviembre de 2010

martes, 26 de noviembre de 2013

EL RELOJ POR LA MAÑANA UN DOMINGO



Cerrar los ojos y escuchar.
Las hojas cayendo.
El fuego crepitando.
Pasos de un vacío Madrid en verano.
El reloj por la mañana un domingo.


La salida del colegio.
Los abrazos de despedida
La respiración de un bebé.
El mar borrando tus huellas.
Pasar las hojas 
de un libro de Pablo Guerrero.

Gotas de lluvia que avisan.
El silencio en una película.
Bailar en pasitos por primera vez
Un beso furtivo en un parque.

Un susurro inesperado.
Una risa contagiosa.
Las gotas perezosas del grifo
mientras te das un baño.
El viento en lo alto de la montaña.

Abrir los ojos y escuchar.
Tus latidos.
Los míos.
Abrir los ojos y escuchar.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

TIRITA Y HERIDA, A LA VEZ

Tirita y herida, a la vez.
Barre las calles de arena mientras llena de hojas amarillas la ciudad.
Todo y nada, prosa y verso. Pozo oscuro y aguas tranquilas.
Veneno y antídoto. Cuchillo y pañuelo.
La prisa y la calma en un invierno que es verano.
Un roce. Una caricia. La vida y la muerte. Todo y nada.






miércoles, 13 de noviembre de 2013

AUNQUE CANSADO Y PERDIDO, AÚN SIGUES AHÍ



Que me marean los telediarios.
Me acuchillan las derrotas asumidas
que te hacen más pequeño.
Siento el agua caer, como una tregua.


Cierro los ojos y siento.
Como una disculpa.
Cierro los ojos y siento.
La música araña mi piel,
como lo que se pierde.

Pupilas con acordes que besan sin labios.
Caricias sin manos
que arrasan la cosecha.
Respiración y latidos. Tanto silencio.

Me agota la soledad de los que luchan
en medio de la tormenta. 
En el desierto.

Como un tifón, su eco me arrastra, río abajo,
por calles llenas de nada,
excepto renuncia y mirada al suelo.

Cierro los ojos entre la intensidad del aguacero.
Mece mi pelo con su altura.
Sentir.
Que estoy aquí.
Que no estoy aquí.

Seguir tirando de la cuerda.
Y no querer seguir repitiendo mentiras.
Y odiar que me sigas los surcos la piel.
Y odiar que me sepas de memoria.

Llovizna sobre mi ropa, desdibujando las letras.
Me cuenta al oído, tarareando,
que todo acabaría si alguna vez empezara.

Lo sé. Confieso. Son sólo juegos. De perdedores.
Siempre queremos seguir perdiendo.
Nunca quisimos más.
Sólo las sobras.

En la mecedora del sol 
abriendo esta cortina.
Gotas que abren nuestros labios, insolentes.
Rayos sobre el que arrojar sombras de incertidumbre.

Esclavos de nuestros miedos. 
Asesinos de almohadas.
¿Y quién se atreve a ir contracorriente?
¿Y quién se atrevería a empujar al miedo?

Mejor denunciemos a los que se levantan.
Mejor aplastemos a los que gritan.
Qué fácil es perder lo que ganaron otros.
Escupir en su sangre derramada.

Perder por no intentar ganar.
Perder por no querer dejar de perder. 
Puede ser peor, amenazan
Y les seguimos creyendo.
Señalan la flor
y corremos, desesperados,
en busca del hacha.
Y volvemos, desesperados,
a agachar la cabeza.

Echan la llave.

Cadenas que nos ponemos solos.
Por seguir mirando,
tras el cristal,
la lucha de los que no se resignan
a morir antes de vivir.
De los que saben que aún estás ahí.
Aunque cansado y perdido,
aún sigues ahí.






**foto: entrepadres.imujer.com

domingo, 20 de octubre de 2013

PENSÓ QUE ERA MEJOR ESCONDER LOS CUCHILLOS






Un día, Dulcinea arrancó el cable del teléfono.
Las persianas, bajadas.
Las ventanas, cerradas.
Después, tapó el espejo de la entrada.


La luz entraba, pero no el ruido.
Creyó que afuera sólo era ruido.


El televisor dejó de desinformar.
Y quien sabe, si también informar.
Olvidó salir a la calle.
Olvidó leer el periódico a la hora del café.


Creyó que las palabras dolían.
Creyó que la vida cortaba.
Y pensó que era mejor esconder los cuchillos.


Arrastraba los pies por el pasillo, 
intentando olvidar.
Evitando recordar, qué había tras la puerta.
Subió al primer piso, y sin mirar abajo antes,
el ordenador se precipitó, 
desparramando algunas verdades.


Creyó que la realidad era la peor enfermedad.
Creyó que caer era peor que vivir dormido.

Y un día, arrancó, el calendario.
Pegó fotos de infancia por toda la pared.
Y Dulcinea, esperó.


Y esperó.
Y esperó.
Y esperó.




lunes, 7 de octubre de 2013

ANTÍDOTO





Permitidme una locura,
antes de olvidar.
Antes de que el creer
pierda el equilibrio.

A lo mejor, sembrar lluvia
en campos de cuentos.

O tal vez, incendiar lunas,
llenas de secretos.
Como esos copos revelados
que son las tardes de cine.

Permitidme, no lo sé...
¿y si detrás del jueves
volviera a ser miércoles?.
Tras la tormenta
vendría Don Mario
con taquicardias del presente.

Que suenen en el teléfono
latidos de ahora,
(no mañana, ahora).
Luego nos hospedaremos 
en murales con colores de futuro
y pan recién hecho.

Permitidme, por ejemplo,
que el sueño de la razón
deje de producir monstruos
a partir de ahora.

Y quién sabe,
quizá construir laberintos
donde dejemos
de perder el centro.
Donde encontremos
la rima consonante
de nuestro boceto.

Y mañana podríamos tirar
de un carruaje con amaneceres
y sonrisas de horizonte
donde encontrar el antídoto
que erradique la cordura.

Una última locura, permitidme:
que las calles vuelvan a ser de los locos.



lunes, 14 de febrero de 2011




martes, 1 de octubre de 2013

LEVANTA, CORAZÓN, LEVANTA. VUELVE A OCUPAR TU SITIO



Pobre corazón, no gusta. Siempre le sustituyen por pecho. Que parece que no duele tanto. Por pecho, que parece no estar tan vacío en la estación de los fracasos, vacíos, de arterias que nombran farolas y el viento. Soledades, que se quedan sin aliento, de tanto subir escaleras. Pobre, pobre, corazón. Reclama. Reclama tu lugar. Explica que tú no huyes, corazón. Levanta, corazón, levanta. Vuelve a ocupar tu sitio. Y todo lo demás.







viernes, 27 de septiembre de 2013

INTERROGANDO A LA CORDURA


Han perdido el equilibrio.
Las mentiras.
Las rocas que ya no tienen prisa.

La puerta es un ala de sombrero
mientras el destino se lleva algo por delante.


Como una tempestad
que ríe en la Constitución.
Como el tambor del asfalto
de tantos desahucios.
Van atestiguando
los murmullos de la sangre.
Tanta inseguridad.


Nuestra risa va camino de alguna parte.
Rompe las garras de lo inevitable.
Ofreciendo opciones.


Interrogando a la cordura que duda de su locura.


Ha perdido una orquídea
El equilibrio.


Contando estrellas de tu respuesta.




martes, 28 de agosto de 2012

* foto: 'Echar una cometa' de Lli Gribouillon

martes, 30 de abril de 2013

ÉCHAME EN UN BUZÓN

Pedazos de ni hablar.
Pedazos de todo.
Pedazos de nada.
Deja que suenen unicornios,
Deja que sueñe swing.


Colócame en mi sitio,
bájame al suelo,
súbeme en globo,
Hay que tirar todo este confeti.
Hay que recoger piedritas de la ventana.


Pedazos de lo que despiertas.
Pedazos de '¡cállate!'.
Cierra la puerta
y dime que, como yo,
echas de menos estar loco.


Dime que todo son dos pasos.
Dime que todo son tres notas.
Pedazos de nada.
Pedazos de todo.
Deja que suene.
Deja que sueñe.


Ponme a secar y maréame.
Recoge mis hojas
y pégame por las esquinas
en este mural de otoño
infantil, con remolinos de ranas.


Pedazos que son gritos
Espérame, si ves que chillo poco.
Si me echas de menos,
sácame de dentro
y encuéntrame las espinas rotas.


Pedazos de nunca (que no existe).
Pedazos de siempre
(que es una canción de amor).
Haz que olvide que nada,
es dejar de querer.


Ponme un estribillo
que no pegue nada.
Échame en un buzón,
con sellos sin fronteras
y mándame de vuelta.

Quítame lo que me vuelve soneto.
Cántame la canción
para aprender a atarme,
de nuevo, los zapatos.
Despégame de la lupa.


Y no te olvides
de localizar
el contenedor blanco.
Nuestros inviernos
empiezan a oler mal.






sábado, 1 de octubre de 2011

domingo, 28 de abril de 2013

DEAMBULAMOS, SIN PERRO


Andamos entre contradicciones.
Cuando caminamos hacia atrás.
Cuando buscamos por los rincones
alguna pista, aunque, al final,
no lleve hasta nosotros.


No queremos encontrarla
pero seguimos, bajo la lluvia,
buscándola.


Deambulamos,
sin perro que nos señale el camino.
Ciegos de tanto desandar
Sin olfato, sin percepción.


Señor taxista, lléveme a dar vueltas.
Mejor, piérdame un rato.
Póngame una de Louis Armstrong
que me encuentre de nuevo.



Camarero, por favor,
un principio de no contradicción
para aquella carta bajo mi puerta.
Y para mi terquedad,
ya que la sigo esperando en mi balcón.
Como aquel globo rojo.


Cambiemos la almohada.
Demos la vuelta al sueño.
Olvidemos, por un momento,
nuestras ganas de perder.
Y pongámonos una de Louis Armstrong
que nos encuentre de nuevo.



domingo, 30 de diciembre de 2012

**El principio de no contradicción permite juzgar como falso todo aquello que implica una contradicción.


*foto tiempodecometas.wordpress.com

miércoles, 24 de abril de 2013

PALOMA PALAO - Vivir en tu voz



"Vivir en tu voz,
doblarme
bajo tu párpado, sería necesario
para compensar
el beso
de nieve, la luciérnaga
de esta resurrección imposible. Pero nada
han hueco como el agua,
donde el pozo
no es medida, sino acumulación
culpable del vacío, inexistencia
proclamada,
fondo desposeído por su transparencia,
recompensa de mirar
hacia la oscuridad
y hacia dentro."



De "Resurrección de la memoria" 1978- Paloma Palao



domingo, 7 de abril de 2013

GRABÉ EL VERSO, UN FINAL, UN DOMINGO


Déjame decirte que
te he escrito una canción
con alambres cortados,
ramas de nidos en lo alto
y huellas sin nieve.


Aún queda por decidir
si se llamará viernes sin espejo
o sombra con besos del revés.
Grabé el verso, un final, un domingo
donde cierro con llave de adiós.

Luego abro mi pecho
de perchas desvencijadas.
Luego abro mi pecho
agotado de excusas.
Luego lleno de soles
algunas batallas.

Con alambres y sombras,
con espadas oxidadas,
déjame decirte.
Con pijama empapado,
sin calles, sin nombre.

Con nombre sin buzón,
con sellos mal pegados,
con uñas sin espalda,
déjame decirte.

Con hilo sin botón.
Con deje, mi pecho.
Con clemencia, sin suelo.
Con demencia.
Sin motor.

Con rumbo de muelles,
tras gafas y apartes.
Aún queda por decidir
si se llama, vuelva en breve
por si no vuelvo yo.


Para cuando la arena
se quede sin reloj
y llegue tarde a la cita
de ponerle nombre a tu canción.






*08/03/2011

martes, 2 de abril de 2013

NO HAY METRÓNOMOS QUE MIDAN


Se me escapan las pulsaciones de la lluvia
y no hay metrónomos que midan
cuántos latidos hay en la arena
borrando tus huellas.

Y ya no sé si es el tiempo
o la composición del odio.
Cuando ya ni siquiera odias.
Cuando ya ni siquiera dueles.

Se me paralizan los huesos sin motor
y no hay titulares con el color de la calle.
¿Cuántas barreras habrá que saltar
antes de que decidamos derribarlas?

Y ya no sé si es el recuerdo
o la composición de una mentira.
Cuando ya ni siquiera son mentiras.
Cuando ya ni siquiera recuerdo si te recuerdo.

lunes, 1 de abril de 2013

EL ATRAPAMARIPOSAS DEL ATRAPASUEÑOS


Rocas que besan,
caricias envueltas en sal y sus sonidos.
Secretos. Los sonidos, digo.
Los se hace tarde que me cuentas
al oído y a mis manos,
con las tuyas, perdiéndose,
perdiéndome,
encontrándome,
en mi nuca.

Cambia la luz: del mar, del sonido, de los secretos.
Y cambia también los cada diez años,
que eran mis ciclos.
Eran. Exacto.

Un atrapamariposas para conocerte sin conocerte,
para la calma y sus barrancos de odio y miedo.
Rocas medio escondidas, como aquel atrapasueños
que son las ciudades sin direcciones prohibidas.
Duele. Mis sueños, mi pecho. Duele.

Un barco me hace señales, a lo lejos.
¿dónde he puesto mis gafas?

Busco un rincón donde esconderme.
Y perderme.
Y echarte de menos.

Siempre te echo de menos.

Gafas nuevas, de colores de estanterías,
para recordarme que no quiero no echarte de menos.





*14 de abril de 2010

EMPIEZA EL VIAJE


La lluvia se viste de patio de colegio
El silencio se inclina
ante la noche con su tregua
Y ante las orillas
con viaje de vuelta.
Y mis latidos son un martes.
Empieza el viaje.



El principio del mundo descalza
todos los nudos.
Y el futuro son tus manos
que nacen,
que empujan madrugadas.
Con la calma del mundo
que guardas en tus besos.


La vida eres tú.
Que reparas todo lo que rompimos.
Días de tizas y carreras,
pintas círculos de dragones vencidos,
de cuentos y pitufos,
de vida y consuelo.
  


Estrellas para los ojos vendados.
Eres instantes que traen de vuelta
la voz de todos los vivos.



Puente y abrazo. Vida y consuelo. Pulso de luz y rocío.
Empieza el viaje.







*23 de agosto de 2011.


SÉ QUE HAY ALGO MÁS GRAVE



Se sienta a escribir.
Les pregunta a los relámpagos.
Esperando a que el nombre de las cosas
aparezca entre los pinceles y el caballete.

Un vaso de plástico, hojas de papel y dos maletas.
Un parque donde patinar,
donde recordar todas aquellas cosas extrañas
que jamás ocurrieron.

Escucharle al conducir camino a casa.
Demasiado tiempo para pensar.
Enfermedad y medicina
Silencio que deshace maletas.
cuenta las fotos y sonríe: vuelta a empezar.

Sonríe cuando lee
hoy es domingo, pero hay algo mucho más grave y
quiero que lo sepas...
Le echa de menos. Se echa de menos.
Sabe que él también se preguntará.
Que  también sonreirá cuando lea
hoy es domingo, pero hay algo mucho más grave y
quiero que lo sepas...

Que la odia de la misma forma.
Que desea dejar de preguntarse
si ella también se preguntará.

Sabe del cajón con su nombre.
Que quiere vaciar.  Que no quiere cerrar.

Copos de nieve como un azar que traiciona.
Casualidades que llegan hasta el mar.
Sabe que siguen siendo ojos cerrados.
Sonríe cuando lee
versos como esta noche que nos devora.



*31/07/2012 boceto original del poema.