martes, 26 de noviembre de 2013

EL RELOJ POR LA MAÑANA UN DOMINGO



Cerrar los ojos y escuchar.
Las hojas cayendo.
El fuego crepitando.
Pasos de un vacío Madrid en verano.
El reloj por la mañana un domingo.


La salida del colegio.
Los abrazos de despedida
La respiración de un bebé.
El mar borrando tus huellas.
Pasar las hojas 
de un libro de Pablo Guerrero.

Gotas de lluvia que avisan.
El silencio en una película.
Bailar en pasitos por primera vez
Un beso furtivo en un parque.

Un susurro inesperado.
Una risa contagiosa.
Las gotas perezosas del grifo
mientras te das un baño.
El viento en lo alto de la montaña.

Abrir los ojos y escuchar.
Tus latidos.
Los míos.
Abrir los ojos y escuchar.


2 comentarios:

  1. Por que al final ese es el oficio del poeta, abrir los ojos y escuchar. Y a menudo lo contrarío nos condena a que Madrid sea un pasillo de gente anónima que no se ve ni se mira.

    Cuídate.

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  2. Muchas gracias por pasarte, y dejar tus palabras!

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